Después de disfrutar de un delicioso desayuno en el hotel, nos reunimos a las 9:30 para tomar el tranvía rumbo al Red Flat, un museo peculiar ubicado en pleno corazón de Sofía. Este museo recrea un apartamento típico de la época comunista en Bulgaria, ofreciendo a los visitantes una visión única de la vida cotidiana bajo ese régimen. Mientras explorábamos el museo, nuestros alumnos tuvieron la oportunidad de sumergirse en la historia y la cultura búlgara, aprendiendo sobre las costumbres y elementos de la vida diaria de esa época. Los alumnos pudieron formar parte de la historia del museo, escribiendo en su diario, sentándose en los sillones e interactuando con numerosos elementos como el gramófono «Resprom».
Después de la visita al Red Flat, hicimos una parada en la tienda The Gifted, que promueve la cultura y el turismo en Bulgaria. Algunos de nosotros aprovechamos para hacer algunas compras antes de dirigirnos a comer. Divididos en dos grupos, algunos optaron por disfrutar de una comida más relajada en el Spaghetti Kitchen & Bar, mientras que otros decidieron picar algo rápido y continuar de compras antes de ir a descansar al hotel.
A las 17:15 llegamos a las cercanías de la Universidad San Clemente de Ocrida de Sofía, fundada el 1 de octubre de 1888 en estilo neobarroco con la ayuda financiera de los hermanos Evlogi Georgiev y Hristo Georgiev, cuyas esculturas se exhiben en la fachada. Fue precisamente allí donde habíamos quedado con Stan y Julia nuestra anfitriona para encontrarnos antes de la visita.
Una vez completada la introducción y tras brindarnos algunos detalles históricos sobre la universidad, Julia nos guió hacia su clase de español, donde sus estudiantes nos aguardaban ansiosos para conocernos e intercambiar conversaciones. Julia había establecido claramente las reglas del juego: «no se podía hablar otro idioma que no fuera el español», lo cual no generó preocupación en nuestros alumnos.
Tras romper el hielo con las presentaciones iniciales, Julia formó equipos de 4 personas mezclando estudiantes de ambos países y les propuso un divertido juego. Debían probar 17 platos búlgaros y españoles, y obtener información sobre qué eran, de qué país venían y qué les parecían. Según sus aciertos, acumulaban puntos, y al final, los ganadores recibieron un premio especial: una «mártenitsa». Esta pequeña figura hecha de hilos de lana de colores, generalmente rojo y blanco, se lleva puesta durante el mes de marzo como símbolo de la llegada de la primavera, y se cree que trae salud y felicidad a quien la lleva. Al finalizar el mes, suele colgarse en un árbol como ofrenda a la naturaleza.
Tras la foto final de despedida, el grupo al completo decidió cenar juntos en el restaurante Happy Bar & Grill Rakovski. Happy es una cadena de restaurantes muy popular en Bulgaria, que ofrece una amplia variedad de platos de cocina internacional, así como comida tradicional búlgara. El restaurante tiene un ambiente acogedor y nuestros alumnos disfrutaron de una gran velada.
Después de la cena, nos retiramos al hotel para descansar y recargar energías para la emocionante excursión que nos espera mañana al Monasterio de Rila junto Stan y el resto de compañeros/as de la Elisaveta Vazova High School For Design.